lunes, 15 de octubre de 2012

La Banca


ORIGENES DE LA BANCA EN COLOMBIA

 

 

Con el fin de analizar el origen de la banca libre en Colombia  y  el negocio de la emisión monetaria, se recomienda el estudio del trabajo “Moneda y Banca en  Colombia: Análisis Historiográfico 1863-1923,  documento que plantea una síntesis de la experiencia de la banca libre y el monopolio de emisión de billetes en Colombia.

 

Peña y Ochoa (2002), a partir del análisis de diversos autores, en la presentación de los antecedentes históricos, señalan que “la estructura vigente a principios del siglo XIX en la economía Colombiana mantuvo los rezagos de lo que se ha denominado “economía colonial”. Mientras Colombia se encontró bajo el yugo de la corona española la circulación de moneda fue dominada por las denominaciones hispánicas de oro y plata. Entre las de oro, se destacan la onza, la media onza, el doblón (un cuarto de onza), y el escudo (medio doblón). Entre las de plata, la de mayor circulación fue la macuquina. Todas ellas tenían una ley específica*, dando lugar a la confusión permanente del verdadero valor que cada una poseía. La importancia de la moneda como fuente de intercambio no podría ser lo suficientemente significativa debido al subdesarrollo del mercado interno. Dificultades geográficas afectaban la extensión del mercado, las redes mercantiles eran, por supuesto, limitadas. La forma de producción que regía la economía colombiana, se extienda en el ambiente a lo que se ha denominado economías precapitalistas, donde la racionalidad no es la productividad, sino la minimización de los costos monetarios. Bajo estos términos se podía dilucidar la importancia para los inversionistas de mantener una cantidad de riqueza monetaria”.

 

“En el período subsiguiente a la independencia (1821-1845), el establecimiento de un sistema monetario parte de la ley expedida el 29 de septiembre de 1821 en el Congreso de Cúcuta, que “... vino a confirmar los decretos y las ordenanzas españoles relativos a la acuñación de oro y plata expedidos bajo el régimen bimetalista”. Esta nueva disposición, cuyo propósito fue el de la unificación monetaria del país a través del peso plata (patrón monetario idéntico al español), chocó con algunas dificultades evidenciadas en la constante escasez de materiales de acuñación, lo cual generó emisiones con monedas usualmente de menor ley y peso a las estipuladas legalmente”.

 

“Otra de las características de la economía colombiana fue su débil articulación al mercado mundial. Sumado a lo anterior, el desarrollo mercantil no dejaba de ser meramente local. La estreches de las relaciones entre diferentes regiones, y la capacidad local de mantener su propia reproducción económica impedía que el Estado central adquiriera un papel fundamental en la economía nacional, además de no poder hacer usufructo del intercambio. Adherido a otros problemas del sistema, como lo fue las dificultades en el control, el Estado se encontraba fiscalmente débil…”

 

“Las casas comerciales y bancarias fueron el resultado de la expansión del comercio agrícola en la década del 50, “especialmente cuando los comerciantes dedicados a las actividades de importación y exportación se dieron cuenta de la falta de fondos prestables y comenzaron a expandir sus actividades hacia algunas operaciones bancarias”. A medida que las transacciones y el comercio aumentaron, estos banqueros incipientes expandieron sus actividades financieras y comenzaron a expedir cartas de crédito y a aceptar y cubrir letras sobre Europa y Estados Unidos como mecanismos para financiar las exportaciones”.

 

“Al mismo tiempo ampliaron sus líneas de crédito y comenzaron a hacer préstamos a los agricultores, a los pequeños comerciantes y a los artesanos. Algunas de estas casas comerciales se especializaron tanto en el negocio bancario, que se volvieron verdaderas expertas en el manejo de tasas de cambio y en transacciones internacionales. Durante la existencia de la banca libre también emitieron sus propios billetes, los cuales tuvieron una amplia circulación en las regiones donde tenían sus redes comerciales…”

 

“En la década del sesenta, gracias a la expansión del comercio exterior, Colombia alcanzó un mayor grado de desarrollo económico y hubo un mayor volumen de operaciones comerciales; sin embargo, persistían algunos problemas como el aislamiento geográfico entre regiones, la falta de sistemas de comunicación y de transporte, y los continuos disturbios políticos y guerras civiles. Los bancos estaban regidos por los códigos de Comercio de cada Estado y estaban sujetos a las mismas condiciones de cualquier actividad mercantil: la competencia libre y abierta y muy poca, o ninguna, regulación gubernamental. Estos bancos ayudaron, entre otras cosas, a crear un sistema de crédito organizado, aumentaron la oferta de fondos prestables, lo cual contribuyó a reducir las tasas de interés en su radio de acción, ayudaron con sus billetes y cheque a aliviar un poco la escasez de la moneda que persistió durante todo el siglo XIX…”

 

Peña y Ochoa (2002), en el estudio continúan  mostrando, a partir de los trabajos de  Lina María Echeverri [1]  que: “la banca libre es el modelo que se desarrolla espontáneamente como respuesta a las necesidades del mercado”, que “la experiencia colombiana con la banca libre se constituye en una prueba adicional de que los sistemas monetarios sin regular funcionan con eficiencia”, que “permitieron  crear un sistema de crédito organizado, aumentaron la oferta de fondos prestables, lo cual contribuyó a reducir las tasa de interés en su radio de acción, ayudaron con sus billetes y cheques a aliviar un poco la escasez de la moneda que persistió durante todo el siglo”.  “En la historia no hay evidencia de que la tendencia en materia monetaria fuera hacia un monopolio natural de la moneda. Por el contrario, aparentemente se mantuvo y se fortaleció la competencia privada, la cual obligó, entre otras cosas, al desarrollo de nuevos productos, de mejores sistemas de información y, en general, de un mejor servicio para garantizar la seguridad y la confianza de los clientes. Considera al sistema de banca libre como un sistema en el que se presentan muy pocas crisis bancarias y de gran estabilidad macroeconómica”

 

“Echeverri menciona que en los primeros setenta años del siglo XIX se establecieron algunas instituciones bancarias en Colombia, pero la mayoría desaparecieron al poco tiempo de fundadas principalmente por el bajo nivel de transacciones y flujos comerciales dentro del país y en otros casos por la falta de prudencia de los directores para calificar el riesgo. Además de los bancos, se crearon también algunas cajas de ahorro, y surgieron las casas comerciales con funciones bancarias y en lo que respecta a las primeras, estas aparecieron alrededor de 1840 en unas pocas provincias y rápidamente se difundieron por el país”.

 

Al citar los estudios de  Rodríguez y Arévalo[2] encuentran en Meisel-Posada[3],  que contrario al caso antioqueño en el que el auge de la banca antioqueña está asociado al crecimiento de la economía regional, “la fragilidad de la banca barranquillera se fundamenta en que la actividad económica en esta ciudad se encontraba en los negocios de importación y exportación, pero no en la actividad productiva, lo cual probablemente moldeó una mentalidad más especulativa”.

 

Las publicaciones de Botero[4],   sobre un análisis del Banco de Antioquia, les indican que: “existía espacio para que la competencia se desarrollara y los billetes de los diversos bancos circularan simultáneamente; este ambiente perduró hasta cuando el presidente Núñez decidió fundar el Banco Nacional y lo dotó de herramientas legales que le daban poderes extraordinarios por encima de los otros bancos. Lo que verdaderamente hizo fue dar los primeros pasos para instaurar el monopolio por parte del Estado.”

 

“Con la ley 60 de 1922, se procedió a contratar los servicios de una misión extranjera, la cual, bajo la dirección del profesor Kemmerer, se fundamenta la estructura institucional del Banco de la República. Con la  fundación del Banco Central en Colombia, se realizó la transformación revolucionaria institucional hacia el sistema financiero, teniendo muy en cuenta todos y cada uno de los pasos que desde 1880 se habían realizado en busca de una organización monetaria y financiera de control estatal, que fuera legítima ante los ojos de todos los individuos”.

 

“Dentro  de las conclusiones, se hace referencia al trabajo de Echeverri, en relación al análisis de la banca privada en Colombia como novedoso, puesto que se propone como un sistema de banca libre como el engranaje institucional que sustente las relaciones financieras y monetarias en Colombia. Lastimosamente, el proceso de consolidación de la banca libre en Colombia, se vio truncada por el movimiento regenerador que siempre proclamó al Estado como el único que podía mejorar el sistema en la época. Uno de los aspectos en los que se plasma la política monetaria, es que el Estado reivindica la soberanía del manejo de la banca monetaria, es decir, se acaba con la banca libre. Se suprime la banca libre y se crea como parte de la reforma constitucional que el estado debe de tener el monopolio de la emisión. La banca privada va a oponerse a la centralización del circulante y entra en un proceso de fusiones de bancos[5].

 

REALIDAD Y MITO: PEPE SIERRA, una leyenda

 

A partir del trabajo de investigación de Molina[6], se puede conocer la historia del legendario empresario y cómo  consolidó una de las fortunas más grandes del país; este empresario antioqueño nacido en Girardota, (1847-1921), bautizado con el nombre de José María Sierra Sierra, más conocido como don Pepe Sierra, el arriero más rico del país, constituye uno de los genios de las finanzas públicas y privadas en Colombia, notable por su enorme y pragmático ingenio para hacer y manejar grandes capitales. Don Pepe Sierra perteneció a una sencilla familia de campesinos. Su educación no sobrepasó las primeras letras. Según su nieto y biógrafo Bernardo Jaramillo Sierra, don Pepe empezó su fortuna en la juventud, trabajando duro en la cría de ganado, sembrando caña y fabricando panela; la consolidó en la madurez, con el remate de las rentas, y finalmente la invirtió en bienes raíces. Adquirió grandes extensiones de tierra suburbana en el Valle de Aburrá, en la Sabana de Bogotá y en el Valle del Cauca, pues siempre tuvo claro que con una economía inflacionaria como la colombiana, sólo la tierra y el ganado eran inversiones seguras. Residió en Bogotá a partir de 1888. Desde entonces controló el remate de las rentas más importantes del país. Don Pepe aprovechó la coyuntura económica de su época, caracterizada por la permanente crisis que producían al fisco nacional las guerras civiles y el escaso comercio de exportación, que no permitía ingresos por cobros de aranceles. En 1885 la crisis fiscal se agudizó, y el presidente Rafael Núñez intentó solventar las finanzas públicas a través del remate de las rentas y los monopolios del Estado. Los remates de las rentas de aguardiente, papel sellado, degüello de ganado; sal, hielo, etc., eran el medio con el cual el gobierno se procuraba anticipos en efectivo. El valor de esas rentas era muy cuantioso, de ahí que pocos individuos pudieran entrar a rematar. Vertiginosamente, don Pepe Sierra se convirtió en el más fuerte rematador del país y en el prestamista y financiador por excelencia del gobierno nacional. Este estuvo en sus manos durante las presidencias de Rafael Núñez, Miguel Antonio Caro, Carlos y Jorge Holguín, José Manuel Marroquín, Rafael Reyes, Ramón González Valencia y Carlos E. Restrepo. No necesitó constituir bancos para el manejo de sus capitales. Con base en un simple sistema administrativo de negocios, pero con una compleja red de agentes en todo el país, encargados de negociar la adjudicación de las apetecidas rentas, montó todo un imperio financiero. En algunas ocasiones, Sierra producía directamente el aguardiente que generaba la renta. Por ello extendió el negocio de destilación al Valle del Cauca; en Palmira, Cali y Yumbo montó una agroindustria caña melera bien tecnificada, que produjo por muchos años el mejor licor del país. Don Pepe vivía de manera franciscana en Bogotá y Medellín. Consideraba el ahorro como el valor fundamental. Tratando negocios era implacable, los clientes tenían para él carácter de enemigos. Fue financista de la última etapa de construcción de los ferrocarriles de Amagá y del Pacífico. Fundó algunas empresas, como la Compañía del Hielo de Panamá. Allí fracasó, comprobando su principio de que sólo la propiedad raíz era la única y verdadera generadora de riqueza segura. Don Pepe previó el crecimiento urbano de Bogotá hacia el norte. Sus haciendas en esta zona, como la del Chicó, son hoy la más próspera realidad urbanística de la capital. Pepe Sierra murió en Medellín en 1921. Su vida y actuaciones siguen siendo fundamentales para conocer la historia fiscal, social y empresarial del país durante el período de hegemonía conservadora.

 

 

 

a.        Investigue y explique ¿en qué radicaba la importancia de la empresa minera El Zancudo en la Historia Empresarial Colombiana?

 

b.       ¿Qué papel jugaba la familia y cuál era el estilo de vida de los hombres de negocios del Siglo XIX?

 

 

Para lograr comprender los procesos de la construcción empresarial nacional,  se sugiere  resolver los siguientes interrogantes:

 

  • ¿Quiénes fueron los empresarios colombianos, que forjaron en el siglo XIX la vida económica del país?

 

  • ¿Qué oportunidades aprovecharon los pioneros empresariales y qué retos tuvieron que enfrentar?

 

  • ¿Cuál era  la empresa más representativa  del siglo XIX?

 

  • ¿Cuáles factores  fueron determinantes en el éxito empresarial del siglo XIX?

 

  • ¿Cuál era la realidad socioeconómica, política y cultural del país en el siglo XIX?

 

  • ¿Que importancia tiene la historia empresarial colombiana en el contexto latinoamericano?

 

 

Un estudio inicial del aporte de los extranjeros a la historia empresarial colombiana, se puede resumir en las vidas de:

 

·         El italiano Juan Bautista Mainero  conocido como "El viejo Mainero",  un importante empresario en la historia regional de la costa Caribe colombiana,  Antioquia y  Chocó, personaje con una gran mentalidad empresarial; el segundo accionista en importancia de El Zancudo, la empresa más grande del país en el siglo XIX.

 

·         Don Leocadio  María Arango, nació en Medellín, (1831-1918), acaudalado empresario antioqueño, socio de las minas de El Zancudo, y primer cliente de las cerámicas Álzate, interesado en las piezas precolombinas de cerámica y oro, de estampillas, monedas, minerales y toda clase de animales disecados, Su afición, lo convirtió en pionero de la conservación y valoración cultural, metálica, de la orfebrería y de la cerámica indígena en el país. Con el correr de los años, sus colecciones tomaron grandes proporciones, hasta el punto de formar un rico museo.

 

·         Entre los hombres campesinos de origen humilde que llegaron a administrar las mayores fortunas del siglo XIX y principios del XX y se convirtieron en leyenda están : José María Sierra Sierra, más conocido como don Pepe Sierra, "El Becerro de Oro" o "El Campesino Millonario" es junto con Marco A. Restrepo "El Rey de la Leña", Carlos Coriolano Amador "El Burro de Oro", y Gonzalo Mejía "El Fabricante de Sueños'

 

 

ACTIVIDAD•

a.                     Analizar el papel del Estado y de las instituciones políticas en el desarrollo empresarial colombiano• Estudiar la historia de vida de empresarios colombianos contemporáneos• Figuras que dejaron huella.• Luís Carlos Sarmiento Angulo• Carlos Ardila Lulle• Julio Mario Santo Domingo• Presentar un resumen de estas figuras en PPS y socializarlas

 

b. Elija un empresario del Siglo XX, y a partir de su historia de vida, identifique las etapas de: motivación, generación de la idea de negocio, consecución de recursos, nacimiento, supervivencia y crecimiento del negocio.



[1] ECHEVERRI PÉREZ, Lina María. “Banca libre: La experiencia colombiana en el siglo XIX” En Fabio Sánchez. Ensayos de Historia Monetaria y Bancaria en Colombia. Tercer Mundo Editores. Pg. 306.
 
[2] RODRÍGUEZ, Óscar y ARÉVALO, Decsy. Una Aproximación a la Historiografía Económica del siglo XIX”, en el libro, “La Historia al Final del Milenio”. Centro Editorial de la Universidad Nacional. Pág. 223.
[3] MEISEL, Adolfo y POSADA, Eduardo. “Bancos y Banqueros de Barranquilla, 1873-1925. Boletín
bibliográfico y cultural. Vol. 25. no 17. Bogotá, Banco de la República 1988.
[4] BOTERO, María Mercedes, “Los bancos locales en el siglo XIX: el caso del Banco de Oriente de
Antioquia, 1883-1887”, en Boletín cultural y bibliográfico. Biblioteca Luis Ángel Arango, XXV: 17, pp.77- 94.
[5] PEÑA, Paola; OCHOA, Antonio. Moneda y Banca en Colombia: Análisis historiográfico 1863-1923, Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Económicas. Historia Económica de Colombia Siglo XIX-XX. Bogotá, Diciembre 2002
[6] Molina Londoño, Luis Fernando. "Don Pepe Sierra, prototipo del empresario antioqueño". Credencial Historia, N°- 16 (abril 1991).

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